La agricultura almeriense criticada en la BBC Two

Web del programa «Mediterranean with Simon Reeve»

A penas han pasado 15 días desde que empezamos este blog con la intención de contestar a las desinformaciones sobre la agricultura almeriense y ya tenemos el primer caso. Y desde la BBC TWO, nada menos.

Se trata de una serie, Mediterranean with Simon Reeve. En el cuarto capitulo, desde el minuto 24:54 hasta el 40:40 realiza dos entrevistas en Almería que no reflejan la realidad del campo almeriense.

En primer lugar comienza diciendo que los invernaderos almerienses proliferaron gracias a “que las baratas sábanas de plástico permitieron que de repente cualquiera pudiera tener un invernadero”. Empezar con una historia inventada es todo un presagio de lo que va a venir a continuación. Las estructuras de los invernaderos y sus plásticos no son baratos en absoluto. Sin contar el valor del suelo, un hectárea de invernadero (una superficie con la que podría vivir una familia), cuesta alrededor de 100.000€, que es lo que cuesta aquí una casa más que digna. Los invernaderos llegaron a Almería gracias a las ayudas del Instituto de Colonización y el papel de las cajas, como tan bien contaron en el documental “50 años de invernaderos” los amigos de Cajamar.  Dice también que fue gracias a una “regulación laxa”. No sabemos muy bien que estudio histórico de las leyes españolas ha realizado este señor para considerar que en 1950 la regulación española no era lo suficientemente dura. Sí podemos decir que hoy en día cumplimos todas las exigencias de la UE, que no son pocas.

Viendo el invernadero elegido para la primera entrevista se adivina la intención de dar sensación de decadencia. Hablan de la alta temperatura que hay en ese momento dentro de el invernadero (en el que no hay nadie trabajando). 90 grados nada menos, suponemos que se refiere a grados Fahrenheit, o sea, 32ºC. Entonces el trabajador empieza a hablar de que les tratan como máquinas y Simon pregunta: ¿has visto alguna vez una situación donde alguien trabajando aquí ha muerto? La respuesta es: sí.

Había escuchado desinformaciones sobre el trabajo en el invernadero almeriense, pero nunca una acusación tan grave como que en nuestros invernaderos las personas trabajan como máquinas hasta la muerte porque al agricultor le da igual. Almería es una ciudad europea que cumple con la legislación pertinente en materia de prevención de riesgos laborales. A pesar de esto, desgraciadamente, a veces ocurren accidentes laborales, y cuando esto pasa son debidamente investigados, y si hay una responsabilidad por parte del agricultor o de quién corresponda es debidamente juzgado y condenado. Nunca pensé que tuviéramos que llegar a aclarar algo así. La BBC TWO no debería dar credibilidad a un testimonio tan grave sin realizar ningún tipo de investigación.

Entonces pasan a un cortijo donde Simon dice que Salomón “tiene que compartir con otras 15 personas”, que es todo lo que se puede permitir y que pagan por él 380€. Basta hacer una búsqueda en google para ver los pisos que alguien puede alquilar por ese dinero en el poniente almeriense.

Almería es una ciudad situada en la frontera más desigual del mundo, cuya economía depende principalmente de una industria que requiere de una mano de obra abundante y poco especializada (además de técnicos, ingenieros y otros especialistas). Después de 50 años de invernaderos hemos conseguido que en nuestra provincia vivan en paz personas de más de 110 nacionalidades diferentes. Si Simon se hubiera dado una vuelta por cualquier hospital, colegio o centro comercial de la zona hubiera comprobado el crisol de culturas en el que se ha convertido Almería gracias, en gran parte, a la agricultura.

A pesar de esto, por desgracia, es posible encontrar en nuestra provincia a personas viviendo en situaciones indignas. Son casos que deben ser abordados desde las diferentes administraciones de forma urgente, empezando por la UE. Pretender responsabilizar a los agricultores de las desigualdades sociales existentes en una provincia europea situada a pocos kilómetros de las costas de África es tremendamente injusto.

Cuando Simon sale del cortijo está claramente enfadado y dice que si los supermercados ingleses fueran allí a comprobar las condiciones de vida de los trabajadores almerienses, no comprarían nuestros productos. Quizás no sepa que la gran distribución exige unas normas de calidad que son certificadas periódicamente en nuestros invernaderos y almacenes.

Por último Simon encuentra una esquina en una rambla en la que encuentra unos plásticos y dice que los estamos vertiendo al mar. Habla con otra persona y dice: ¿me está diciendo que no tienen que reciclar los plásticos de los invernaderos por ley?, una pregunta que se queda sin contestar. Pues bien, la respuesta es que sí. Hay que reciclarlos por ley desde 1998, y además la administración realiza limpiezas de plásticos abandonados. La Junta de Andalucía empezó a recolectar y reciclar plásticos agrícolas en el año 1991, siendo Andalucía una de las primeras regiones del mundo en reciclar estos plásticos. Por eso se ven tan transparentes las aguas de nuestras playas que aparecen en el último plano sobre nuestra provincia.

Este blog no pretende defender a aquellos empresarios que no cumplan con la ley. En la agricultura, (como en tantos otros sectores) hay gente que contrata personas de manera ilegal, y es responsabilidad de la administración que estas prácticas ilegales sean detectadas y sancionadas para que no sean rentables de ninguna manera. En el campo almeriense los controles son rigurosos y estas prácticas son mucho más minoritarias de lo que algunos medios pretenden hacer creer.

No nos olvidamos de que en el año 2013 la BBC habló, esta vez bien, de nuestra agricultura, y fue precioso.

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