Ethical consumer: el último ataque de 2019

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Web de ethical consumer

Los ataques a la agricultura almeriense no cesan, aunque estuviéramos comprando los regalos de Papá Noel. El 20 de diciembre el medio digital Ethical Consumer publicó un artículo con el titular “surpermecados y certificados fallan en la defensa de los trabajadores españoles”.

El artículo está basado totalmente en las declaraciones de José, del sindicato SOC-SAT, pero estaría bien que el anónimo autor del artículo le hubiera pedido alguna prueba de las graves acusaciones al sindicalista.

Para empezar dice que la explotación de migrantes en la región se conoce desde el año 2011. No quiero echar piedras sobre nuestro propio tejado, pero ya en el año 2011 las condiciones de los trabajadores del campo almeriense habían mejorado notablemente, gracias en parte a que sus problemas se habían hecho visibles, por ejemplo, en las manifestaciones de 2001 tras el desgraciado accidente de furgoneta de trabajadores sin papeles en la región de Murcia, ó la ola de violencia que se vivió en El Ejido en el año 2000. ¿Por qué dice en artículo el año 2011?. Pues intuimos que fue el año en el que José empezó a trabajar con los trabajadores del campo de Almería para el sindicato, no se nos ocurre otro detonante posible en la cabeza de este señor, algo que no hubiera sido publicado si el autor hubiera investigado lo más mínimo la veracidad de las declaraciones.

Y con este nivel de confianza seguimos leyendo y llegamos a la parte de que en los últimos años ha habido “varias muertes de trabajadores por la exposición a químicos peligrosos”. ¿Varias? ¿Cuántas? ¿No saben el número exacto? Trabajar en los invernaderos de Almería no es especialmente peligroso, aunque todas las profesiones tienen un riesgo, por desgracia. En los últimos 20 años se ha reducido de forma drástica el uso de fitosanitarios gracias al control biológico. Esto nos ha permitido mejorar la seguridad alimentaria de nuestros productos, pero sin duda la mejor ventaja es que trabajamos en un ambiente mucho más limpio. Aún así a veces hay que tratar, y estamos obligados a hacerlo siguiendo todas las normas de prevención de riesgos laborales por ley. Si aún así ha habido algún caso de accidente laboral los agricultores responsables son debidamente juzgados, porque para eso vivimos en un estado de derecho. Por cierto, los propios agricultores son también víctimas de los accidentes laborales. En Níjar hemos enterrado a un compañero este año, que se encontraba en su invernadero durante un temporal de granizo.

La parte más escandalosa del artículo es cuando hablan de que Lidl y Sainsbury’s alegan que sus proveedores cumplen con la norma de Global GAP GRASP, un módulo voluntario que garantiza las buenas prácticas sociales de las empresas productoras (y que nosotros mismos tenemos desde el año 2012). Bien, pues con todo el esfuerzo que requiere pasar una auditoría de estas características, viene José y con una frase (y por supuesto ninguna prueba), lo tira todo por tierra: “las empresas le dan a los auditores información falsa”. El trabajo de auditores, trabajadores, responsables de calidad y recursos humanos queda hecho cenizas por un testimonio basado en la nada.

Después llega un párrafo donde hablan de una empresa, por supuesto anónima, y del testimonio de Mohamed, un trabajador de la misma que trabaja sin seguir las normas de riesgos laborales, y al que quieren despedir por negarse tres veces a trabajar en estas condiciones. Siempre hemos dicho que nosotros NO escribimos este blog para defender a aquellos empresarios que se aprovechen del estado de vulnerabilidad de los migrantes que viven en nuestra provincia. Es el estado el que debe de encargarse de que la ley se cumpla, y para eso están los controles y los juzgados. También es el responsable de terminar con el estado de vulnerabilidad de estas personas: no tiene sentido que estén obligados a jugarse la vida en el mar y después tener que vivir de forma ilegal aquí antes de poder obtener un permiso de trabajo. No se puede culpar a los agricultores almerienses de la desigualdad en la frontera más desigual del mundo, la que separa Europa de África. Quizás sería también importante escuchar a los agricultores, nuestros problemas de rentabilidad y la necesidad vender los productos a un precio razonable. Nosotros desde Eurosol seguiremos cumpliendo con nuestros trabajadores y clientes. Que cada uno haga su parte.

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